Transformada en dos prostitutas 2 Hermanas cachondas

–Vale Juanma, para un rato que yo ya llevo más de 4 orgasmos y no puedo con  mi alma. Tu polla es muy gruesa e incansable y además, hace un año me hice una pequeña operación de estrechamiento vaginal y aproveché para retocar mi clítoris, quitarme el piercing que llevaba, y hacerlo así un poco más sensible ¿no has notado con tu polla la estrechez de mi coño y los orgasmos que he tenido?

 

–Si Katherine Riverossa, lo he notado porque a mi abuela le hice lo mismo hace casi dos años. Y al igual que tú, tiene esa estrechez, orgasma muy satisfactoriamente, y le he levantado las tetas, cosa que también tú has hecho. Solo que ella tiene ya 62 años y no creo que tu pases de los 55. Aunque seguro que las dos sois igual de putas. Por cierto, mi abuela hace aún porno de maduras. Es una gran viciosa.

 

–Entonces somos igual de putas, yo también hago algo de porno cochino de vez en cuando. Y a mis 54 años sigo trabajando de puta en un burdel de bajísima calidad en un polígono y precisamente, por lo poco que cobro, me sirve para que me follen muchos y se derramen sin parar ¡follar y llenarme de semen me vuelve loca!

 

–Vamos entonces a hablar de semen y de Karina –le dije yo sonriendo- Necesito tu ayuda para saber quién es ella y su familia.

 

Katherine Riverossa me hizo una señal con la mano para que empezase a hablar mientras ella se levantaba de la cama, se acercaba a una mesita, depositó en dos enormes vasos tallados una muy generosa ración de licor, encendió dos potentes porros, de los que me dio uno, se tumbó de nuevo a mi lado y empezamos a hablar. Le expliqué con todo lujo de detalles todo lo acontecido con Karina desde que la conocí poco antes que a ella misma(1), y todo lo que ocurrió luego en mi casa. No me interrumpió ni una sola vez. Cuando terminé, me invitó a probar su coca, beber de nuevo, y fumar nuevos y potentes porros. Y siguiendo la conversación, me preguntó:

 

–¿Y no te dijo Karina nada más?

 

–No, solo que quería ser mi esclava y que se entregaba ella, su hermanita, y su madre.

 

–¿Te gusta esa putita?

 

–Creo que sería mi pareja perfecta a pesar de la diferencia de edad. Podría educarla, entrenarla, y someterla a mis gustos. Te confieso que soy un pervertido sexual.

 

–Sabes que con ella tendrías muchos cuernos garantizados. Es y será siempre, una puta muy viciosa. Nunca toma anticonceptivos ni los quiere. Ya ha abortado al menos dos veces que yo sepa.

 

–Es algo que jamás me ha importado. Si eres perra de verdad, eres perra para siempre.

 

–Pues entonces apúntate el primer cuerno: El pasado martes, hace solo una semana, me dijo muy contenta Karina, que estaba embarazada de mi hijo y que lo pensaba tener, tal y como acordamos.

 

Al ver la cara que puse, Katherine Riverossa se reía convulsivamente y sus tetas se movían en todas direcciones.

 

–Juanma, eres un recién llegado a esta ciudad y desconoces sus vicios. Yo llevo alrededor de 30 años, preparando, entrenando, y depravando a decenas de niñas y algunos niños. Soy soltera, vivo muy bien, y a los 17 años me quedé preñada, y como no quería abortar me fui de mis padres y sin darme cuenta, entré en este mundo de la prostitución infantil. Parí un hijo y me entregué a un conocido hombre maduro y rico.  Y él me entregó a todos sus amigos, y no solo follaban conmigo pagándome muy bien, sino que yo empecé a ofrecerles carne fresca, muchas niñas para follar y les cobraba una bonita comisión. A los 21 parí una niña, y con una antigua niñera mía monté una organización de prostitución infantil. Lógicamente, mis hijos han sido educados en este mundo loco del sexo incestuoso y forman parte del club, como dueños y como putos.

***De las relaciones entre los dos hermanos, aparte de que mi hija ha abortado varias veces, tengo una nieta de 12 años todavía sin preñar, y otra de 6 que ya no es virgen,  Y de las relaciones de mi hijo con las niñas sé que es padre, sin más detalles. Quiero ampliar esta familia de varios modos para que en varios años sea amplia, y por eso convencí a Karina para dejarse preñar por Antonio, mi hijo ¡y quiero ese hijo! Quiero unir su familia con la mía porque son tres hembras sanas que pueden parir las tres.

***Karina me debe dinero, y a cambio de ese dinero me dará su hijo que es del mío. Para mí no será hijo o hija suyo, sino de mi hijo, y como te he dicho antes ¡quiero ese ser engendrado… quiero volver a ser abuela! No te imaginas qué familia podría formar con tantas mujeres pariendo ¡pero me corro solo de pensarlo y de imaginarme tantas niñas preñadas!

 

Se levantó nuevamente de la cama y miré y admiré ese macizo cuerpo, esculpido a base de bisturí y gimnasio, con esa enorme energía sexual extraordinariamente pervertida que salía de él. Los elegantes tatuajes que la decoraban desde los muslos hasta el cuello… Estad seguros que por primera vez en mi vida, estaba atrapado entre dos cuerpos y dos mujeres totalmente opuestas.

 

El de una preciosa y pervertida cría de 15 años ¡y preñada! Y el de una madura voluptuosa de 54 que era una puta de categoría. Que quería ser la abuela de esa “cosa” que llevaba Karina en su vientre ¡y de un buen rebaño de ovejas reproductoras! Y soñaba con rodearse de niñas-nietas que con los años añadirían a la familia más niñas putas y superviciosas. Vi como encendía un buen cigarro con un par de largas cerillas de madera. Y de repente, se giró hacia mí, sentó parte de su culo sobre la mesa, y me preguntó:

 

–¿Realmente Juanma deseas este tipo de vida polisexual y depravada en el que los cuernos son fijos cada día, nunca sabes quién es el padre de los hijos de tu pareja, y toda clase de perversiones te llaman y las disfrutas? Un mundo loco, pero siempre lleno de placeres y vicios ¿Realmente deseas vivir chapoteaando en esta charca de cerdas?

 

Asentí con la cabeza, y entonces Katherine Riverossa me hizo la proposición más descabellada de la historia mundial porno:

 

–Juanma, puesto que presumes de perrito y veo que realmente quieres vivir esta vida, te propongo una locura, pero que estoy en condiciones de ofrecértela. Quédate con Karina y su familia, quédate y colabora conmigo y mi organización sexual, quédate entre nosotras y disfruta de nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestras niñas y nuestros hijos… pero Karina parirá mi nieto y me lo entregará. Será mío, mi nieto/a. Entrena a su hermanita Cielo  Riveros como te ha pedido, y en un par de años me la entregas para que mi hijo la preñe y me dé nuevos nietos. Puedes vivir con ellas tres y preñar a las tres… pero a las niñas lo harás después de que le den hijos/as a mi hijo.

***A cambio, tú preñarás en las próximas semanas a mi hija, y en dos años a mi nieta mayor. Incluso podemos compartir la paternidad-maternidad de los hijos y seguir teniendo más cruzándolos entre ellos. Seríamos dos familias, pero entrelazadas para siempre de forma muy estrecha. Yo sería la cabeza de mi familia y tú la cabeza de la otra familia. Y las dos familias se cruzarían constantemente entre nosotras ¡como perritos! Y con quien nosotros decidamos para mejorar las razas.

***Me han propuesto y he aceptado, formar una productora porno para niñas menores de 18 años, y a través de ella, una importante web de pornografía infantil asociada a nuestro club de prostitución infantil y adolescente ¿Quieres formar parte de todo este negocio? Te ofrezco el 50% y labores de dirección y de coordinación.

 

Y una vez dicho todo esto se calló, mientras me miraba fijamente y seguía fumando su puro.

 

Como todos sabéis, solo hacía 5 días que había conocido a Katherine Riverossa y a Karina. No conocía a sus hijos Antonio y Julia. Ni tampoco conocía a Mariluz, la madre de Karina, ni a su hermanita Cielo  Riveros. Prácticamente no conocía ni la ciudad en la que yo trabajaba y su ambiente, y mucho menos el ambiente nocturno y el  porno-infantil. Y en solo esos 5 días, había recibido tal cantidad de sexo y de ofertas sexuales, que a pesar de mi experiencia, de mi amplia experiencia sexual, mi cabeza daba vueltas. Miré ese precioso cuerpo. Admiré nuevamente su voluptuosidad, y el vicio que desprendía envuelto en el humo del cigarro que fumaba, y le contesté:

 

–Hay una cosa muy importante que te has dejado pendiente de contestar.

 

–¿Y qué es? –me dijo extrañada-

 

–No me has pedido que me case contigo. Así estaríamos unidos de verdad.

 

En ese momento, la fabulosa, la muy puta Katherine Riverossa, apartaba el cigarro de su boca después de inhalar una gran cantidad de aire/humo, y al oír mi propuesta y ver que la hacía de broma, le entró la risa, el humo la ahogó, las lágrimas de la risa asomaron a sus ojos y dejando el puro sobre el cenicero de la mesa, se vino corriendo a la cama, se arrojó sobre mí y creo que nunca me han besado tantas veces y tan profundamente como ahora. Ella me estaba poseyendo totalmente y yo me entregué a ella, y también puse todo lo que pude de mi parte para hacerla feliz ¡os juro que esta madura me volvía loco!

 

La follé intensamente, con lujuria, con rabia, con deseo de hacerla totalmente mía y de demostrarle que si ella era una gran puta, yo era un semental sin prejuicios. Jamás ninguna mujer, ni siquiera mi madre ni mi abuela, me habían excitado tanto, ni las había follado con tanta fuerza y deseos. No me importaba, ni tampoco a ella, dónde se la metía. Simplemente mi polla penetraba en su coño y en su culo una y otra vez. Se corría dentro de ellos y a cambio, ella me entregaba unos orgasmos salvajes. De tarde en tarde, parábamos, nos íbamos al baño y vaciábamos nuestros depósitos. Las botellas de vino se vaciaron y también las de vodka y coñac, la coca y la keta ¡y luego volvimos a empezar!

 

La operación de estrechamiento vaginal era perfecta. Mi polla, a pesar de su grosor, se sentía agarrada por sus músculos vaginales como el más precioso guante que pudiese darme. Era un placer deslizarse por un túnel tan estrecho a esas edades y que al mismo tiempo, mi polla se moviese con esa maravillosa delicadeza que tanto me excitaba. Su clítoris, que hacía años había perforado, había sido reconstruido y su casi total sensibilidad devuelta. Y mis penetraciones y el constante roce de mi gruesa polla, la excitaban tanto que no paraba de correrse.

 

Su cuerpo estaba tumbado boca abajo, boca arriba, de a cuatro, ladeado… Y mi polla entraba y salía del coño al culo y del culo otra vez al coño. Mis manos agarraban fuertemente sus tetas. Me tumbaba sobre ella para penetrar mi pollón lo más profundo dentro de ella. Hasta que bien entrada la madrugada, agotados los licores, las drogas y nosotros, nos abrazamos y besamos, totalmente agotados, rotos, pero muy satisfechos, después de tantas horas de follar, de beber, y de colocarnos… y nos dormimos.

 

Me pareció oír unas voces y me desperté. Y vi sentada en la cama, junto a Katherine Riverossa, una preciosa niña, fumando un porro, con el uniforme escolar y oigo como le dice a Katherine Riverossa:

 

–Abuela, con esa polla tan gordota de Juanma, no me extraña que hayáis ensuciado tanto la cama ¿Cuándo me lo prestarás para follar yo con él?

 

–Esta misma semana. Y este hombre, dentro de dos años aproximadamente te preñará y tendrás con él tu primer hijo. Él será quien te haga madre por primera vez, se lo he prometido ¿Te gusta? ¿Crees que podría ser un buen semental para la mamá y para ti?

 

–Sí, no está mal. Musculitos, guapetón y no es viejo como los demás que me follan ¿de verdad ha sido perrito como yo? Bueno, ahora me voy al cole o llegaré tarde.

 

Le dio un beso a su abuela y el resto del porro del que su abuela dio pronto cuenta sin compartir conmigo. Y tuve que ducharme rápido para irme yo también a mi cole sin cambiarme la ropa del día anterior ¡y malditas las ganas que yo tenía de hacer gimnasia ese día!

 

Y encima, ese día se hizo muy largo. Centenares o miles de Whattps de Karina que además, me envió decenas de fotografías porno de algunas de sus amigas y perritas de más confianza, todas ellas desnudas y exhibiéndose a tope. Tres de ellas preñadas y una de las niñas muy barrigona, extraordinariamente preñada. Y me imaginé como estaría de barrigona Karina dentro de unas semanas.

 

Y también recibí muchos mensajes de Katherine Riverossa después del mediodía… y muchas fotos nudistas de ella, su hija y su nieta, las dos mujeres que yo tenía que preñar y me las enviaba en versión superporno. El cuerpo de la niña era una auténtica maravilla, pero su vulva era digna de una diosa. Una sonrosada colina relativamente grande con una estrecha hendidura ¿y cómo coño se la follaban con ese coñito tan estrecho?

 

Pero la llamada sorpresa, me la hizo Katherine Riverossa sobre las 7 de la tarde recién llegado a casa del Supermercado (ojo, los hombres también vamos al super). Al responder a la llamada, se hizo un ligero silencio y de repente, Katherine Riverossa, con voz enroquecida y posiblemente bebida, me pregunta:

 

–¿De verdad te casarías conmigo si yo te doy un hijo?

 

–Katherine Riverossa, quieres que tu hijo preñe a Karina (que ya está preñada de él) y a su hermanita. Quieres que yo preñe a tu hija y tu nieta, y que todos esos embarazos se culminen y te den nuevos nietos. Y que esto lo podamos hacer otras veces hasta que se puedan preñar entre ellos todos los nietos. Yo te he ofrecido la posibilidad de inseminar un óvulo de tu hija o de Mariluz, la madre de Karina, con mi esperma y de implantártelo para que des ejemplo a todos. Y a cambio, viendo lo muy puta que eres y deseando yo tener una mujer como tú y sin importarme la edad, yo me casaría contigo y te aseguro que entre todos, aumentaríamos la familia más de lo que te imaginas. No tengo complejos y me considero tan pervertido y depravado como tú.

 

La oí rebufar y de repente me dice gritando:

 

–¡Que te follen maricón de mierda! Qué te has creído tú que soy ¿tu esclava?

 

Miré mi teléfono y me reí mientras lo guardaba ¡Katherine Riverossa estaba inKatherine Riverossada en esa loca idea del matrimonio entre los dos! ¡Y de parir hijos míos con óvulos fertilizados! Y aunque no os lo creáis, me la tuve que menear varias veces para descargar la mucha leche que mis huevos estaban produciendo sin parar por mi gran excitación, porque en el fondo, y después de la loca noche pasada con ella, yo deseaba a esa mujer.

 

Después de mi abuela, era la mejor puta que nunca había conocido. Emanaba un erotismo y una sexualidad brutal. Estaba loca por pervertir, prostituir y emputecer, a las niñas y las adolescentes. Y por supuesto, no tenía ni moral, ni ética, ni vergüenza de ninguna clase ¡era la pareja perfecta para mí!

 

Llamé a Karina y quedamos que la noche siguiente iría a cenar a su casa, y que esa misma noche, le dejaría dinero en su buzón de correo para que comprase alimentos, bebida y drogas si las deseaba. Quedamos que me follaría a las tres mujeres y así tomaría contacto con las tres, y Angelines dejaría de ser virgen. Después de cenar y antes de irme al bar a tomar unas copichuelas, pasé por su casa, me abrió la puerta y dejé el sobre con el dinero en su buzón de correos.

 

Al día siguiente compré una caja de vino blanco de Rueda, y otra caja de vodka finlandés. El vino lo dejé a enfriar en mi frigo. A media tarde, me puse unos vaqueros, unos cómodos mocasines ¡me encantan los mocasines para andar!, una camisa manga larga que me remangué y me puse por encima un chaleco abierto de piel suave. Y así me presenté en su casa… aunque antes cogí el coche y cargué con las botellas ¡y tres ramos de claveles blancos! Uno para cada mujer.

 

Y al darles los ramos la lié. Cielo  Riveros no sabía qué hacer con un ramo a sus 11 años. Y Karina y su madre se dedicaron a llorar, a moquear y a abrazarme por ese detalle… que para mí era tan normal. Nunca nadie les había regalado nada en su puta vida, y menos, unas simples flores blancas, de amistad y confianza.

 

Las tres estaban, más que vestidas, prácticamente desnudas aunque con unos taconazos imponentes ¡incluso la niña! Y no les importó nada mostrarse generosamente a mí ya que carecían de sujetador. La madre, Mariluz, me impresionó. Con sus tacones estaba casi a mi altura, tenía un cuerpazo acojonante aunque algo delgado, con enormes tetas algo caídas. Sus ojos, bien maquillados, no podían ocultar sus vicios y sus borracheras y al igual que en sus hijas, esos ojos grandes, preciosos en todas ellas, carecían de vida propia, su brillo era apagado. Las tres eran guapas y entre ellas, Karina destacaba por su personalidad y su mundología pese a su edad.

 

Y en las tres, sus cuerpos estaban faltos de peso. No es que me gusten las mujeres gordas (que no me desagradan nada) sino que sus huesos y sus pómulos denotaban “falta de carne”. Con unos pocos kilos de más en cada una (solo unos pocos) y algo menos de alcohol y drogas, en unos meses serian divinas.

 

Al presentarme a su madre, la abracé y besé intensamente en la boca, y al ver que Mariluz me devolvía los besos sin importarle que estuviesen sus hijas a su lado, yo quise marcar territorio para siempre ¡cosa normal en un perrito!, metí mi mano bajo su camiseta, noté que también carecía de bragas, y la empecé a masturbar mientras mi otro brazo la seguía abrazando y mi boca seguía pegada a la suya. Dejé que su mano se metiese en mi bragueta y cogiese mi polla, y al notar su tamaño y grosor, se hizo un poco para atrás, me miró, sonrió, y aún se pegó más a mi cuerpo y sus labios casi se comen los míos ¡Demostró tener hambre de polla, mucha hambre a sus 34 años!

 

Pero esa hambre no solo era de polla. En poco tiempo mi masturbación obtuvo sus frutos, su orgasmo fue explosivo, y mi mano se llenó de un intenso chorro de fluidos ¡madre mía como dejaría las camas de mojadas! La aparté de mi lado y vi a las dos hermanas que se estaban masturbando mirándonos. Llamé a la pequeña Cielo  Riveros y como Karina me había dicho que era una estupenda mamona pese a sus 11 años, le ordené que me la mamara. No le pidió permiso a su madre, ni a Kari, simplemente se arrodilló frente a mí, me miró sonriente a los ojos, me bajó un poco más los pantalones y se agarró a mi polla, y poco a poco, la fue lamiendo, besando, chupando, metiendo su lengua en mi agujerito espermático, y todo mi capullo en su boca.

 

Efectivamente, la niña sabía mamar pollas, pero no de mi grosor. La cogía con sus dos manos y lo intentaba todo. Quería hacer demasiadas cosas a la vez, y al verlo y notar que cada minuto que pasaba se ponía más nerviosa por no poder metérsela toda en su boca, me aparté un poco de ella, la miré a los ojos y les dije a las tres:

 

–Mirad, yo he venido aquí, porque Karina quiere ser mi pareja y quiere que las tres seáis mías, vivir todos juntos y ser una sola familia integrada y poliamorosa. Pero en estos momentos Cielo  Riveros, solo quiero que me la pongas dura, todo lo dura que puedas porque voy a follarte antes de cenar y quiero que seas tú misma quien me la ponga dura. Que siempre recuerdes que esta polla que va a romper tu virginidad, fuiste tú misma quien la puso dura para que dejaras de ser virgen ¿lo entiendes y lo apruebas?

 

Y con la cabeza dijo si.

 

Pero aún hizo algo más. Se levantó, me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio. Ni una sola vez miró a su madre o a su hermana. Era algo entre ella y yo. Algo que hacía tiempo que ella deseaba y que por fin, “alguien” se lo iba a hacer. Se tumbó en la cama, se levantó la camiseta y como al igual que las otras mujeres no llevaba bragas y no le hacía falta el sujetador, expuso su marcada y redondeada vulva a mi vista. Separó sus piernas, me miró, me sonrió y se la acarició con las dos manos.

 

Terminé de quitarme los pantalones y mocasines, pero también me quité la camisa y el chaleco. Quería que la niña y su madre pudiesen admirar mi cuerpo y sobre todo esa polla que desde ese día y casi con total seguridad, se las iba a follar diariamente a las tres. Y si a Karina la dejé impresionada (en los relatos anteriores lo podéis leer) a la madre, pero sobre todo a la niña, el rostro era de miedo. Sabía que con ese grosor le iba a hacer daño, pero esa tarde-noche, mi abundante semen, iba a llenar su cuevita por primera vez.

 

Metí dos dedos en su coñito y comprobé lo estrecha que era. Y una mano se posó en mi brazo. Era Karina que me dijo:

 

–Espera Juanma. Mi hermana es muy estrecha. Déjame que os ayude.

 

Y yéndose a la cocina, vino con una botella de aceite, derramó un poco sobre su minúscula grieta y empezó a acariciarla, a frotarla, a meter unos dedos dentro… y la niña se corrió. Me dio entonces un beso y me dijo:

 

–Ahora Juanma ¡rómpela para siempre… hazla tuya!

 

Y la rompí.

 

La niña quería verga. Deseaba verga de verdad, no de las que mamaba en el colegio en último de primaria. Y yo tenía esa verga, esa polla que tanto le dolió a su puta y preciosa hermana, en la follada que tuvimos en el interior de mi coche en el parking del centro comercial. Apenas apoyé mi glande sobre su diminuta grieta que apenas se abrió, supe que le iba a hacer daño. Que iba a ser muy difícil penetrarla bien. Pero entonces un maldito y perverso pensamiento vino a mi mente. Katherine Riverossa quería que entrenase a esa niña para que su hijo la preñase y pariese un nieto suyo en un par de años. Y ese mismo hijo de Katherine Riverossa había preñado ya a Karina “para darle más nietos a su madre”. Y eso me calentó.

 

Yo quería a Karina para mí, disfrutarla y depravarla yo, y también a esa niña que me iba a follar ahora, y lógicamente a su santa madre. Katherine Riverossa era un monstruo sexual, y cuando le pregunté, a pesar de que me doblaba la edad, si se casaría conmigo, lo dije mitad en broma y mitad en serio. Ahora estaba en esta casa, con una madre muy puta y muy joven, una hija mayor putísima, y otra pequeña que lo deseaba ser. Y por primera vez en mi vida, me sentí contento de conocer a esas tres mujeres que se habían ofrecido para ser mis esclavas sexuales y putas de verdad. Y me sentí el puto Amo del harén.

 

Sí, le iba a hacer daño, pero tanto a ella como a su madre y a su hermana, les iba a enseñar esa tarde y esa noche que me pertenecían, que eran mías para siempre. Mis perritas, y yo el pastor que las amaestraría emputeciéndolas para vigilar mi ganado… las niñas procedentes del dogging y de mi propio instituto, que iríamos aportando para formar mi propio ganado de ovejas complacientes y viciosas. ¡MI GANADO… y no el de Katherine Riverossa!

 

Al ver ese agujero tan estrecho, le di la vuelta a su cuerpo poniéndolo boca abajo, le metí la almohada bajo el vientre para levantar un poco más su coñito, y Karina comprendió lo que iba a hacer ¡penetrarla desde atrás con fuerza! Se descalzó, subió a la cama, y sus piernas dobladas sustituyeron la almohada para poner la cabeza de su hermanita. Me miró, sonrió pesadamente, y su cabeza me dijo SI, con una ligera inclinación ¡y me dejé caer con todo mi peso sobre la niña metiendo mi polla hasta el fondo de su coño que quedó abierto ya para siempre!

 

Las manos de Karina taparon la boca de Cielo  Riveros, pero aun así, el grito fue violento. Hasta su madre, con los ojos húmedos, dijo algo así como que su hija ya no sería virgen nunca más. Por supuesto que ya nunca lo sería y de eso me preocuparía personalmente yo. Sin perder tiempo y sin delicadeza de ninguna clase, la agarré fuertemente de la cintura y la empecé a follar como si en lugar de una primera vez, la cría fuese una puta profesional, cosa que muy pronto sería. Karina me miraba de forma muy rara. Acariciaba el rostro lloroso de su hermanita, y una de sus manos quitó totalmente la camiseta de Cielo  Riveros y empezó a jugar con sus pezones… y en pocos minutos se corrió nuevamente la niña. Sonrió entonces Kari y me dijo:

 

–Ahora Juanma. Fóllala a tope que con su corrida se ha lubrificado mejor.

 

Y me la follé a tope. Su madre se sentó a su lado y acariciaba sus glúteos, y de vez en cuando me acariciaba la polla que penetraba a su niña… y mis huevos. Poco más tarde empezó a besarme apasionadamente al mismo tiempo, Y esa estampa tan lujuriosa, el estar follando por primera vez esta niña, mientras su puta hermanita preñada excitaba sus tetas y pezones, y su putísima madre la acariciaba a ella, a mi polla, y me besaba tan apasionadamente, me excitó de tal manera, que me prometí que esa familia sería para siempre mi familia costase lo que me costase. Las preñaría a las tres, y tendría hijas de las tres, y entre mi abuela y yo, las haríamos brutalmente depravadas y profundamente incestuosas.

 

Con mi mente en estos pensamientos, la seguí follando con fuerza, y posiblemente tuvo ella otro orgasmo, porque a pesar de la enorme estrechez de su coño, mi pollón se movía relativamente bien. Pero de repente, como si se tratara de una mula, su pierna izquierda que estaba encogida, se estiró con fuerza debido a un enorme orgasmo y estremecimiento del cuerpo de la niña. Su pié me dio en el rostro y casi sin darme cuenta me corrí por vez primera en el interior de esa preciosa y estrecha cuevita.

 

Entre su inesperado estremecimiento y orgasmo y la patada en mi rostro, todo el encanto de esa follada se perdió. Karina y su madre se preocuparon más de mi rostro, que de la niña que se quedó abandonada sobre la cama. Y yo me quedé quieto, atendiendo a las mujeres y notando un fuerte dolor sobre el lateral de la mandíbula y el pómulo ¡menuda patada! Pero Karina empezó a reírse. Todos nos reímos incluyendo a la niña, y como ni se quejaba ni era ya virgen ¡nos fuimos a ducharnos y a cenar!

 

Y entre las duchas, y la preparación y puesta a punto de la mesa, nos bebimos la mitad de la caja de vino ¡menudas esponjas eran estas tres putas! Posiblemente las tres eran unas espectaculares mamonas de pollas y folladoras incansables, pero os aseguro que eran mejores mamonas de vinos y licores ¡que poco duraban las botellas abiertas! Y ya os contaré lo de las drogas…

 

La cena fue perfecta, los cuatro íbamos desnudos. Realmente Mariluz cocinaba de cojones y Karina era tan buena o mejor que su madre en la cocina y preparando la mesa. Casi en los postres, la caja de vino se terminó y abrí la primera botella del potente vodka finlandés, y en esos momentos, unos potentes puños golpearon en la puerta de la casa. Nos miramos sorprendidos y sin pensar en su desnudez, fue la pequeña Cielo  Riveros a ver quién era, y al abrir la puerta, una potente y conocida voz, inundó la casa:

 

–¿Qué cojones estáis celebrando aquí sin mí y sin mi permiso?

 

ERA KATHERINE RIVEROSSA. Penetró hasta el comedor de forma más dañina que un elefante borracho, y en el rostro de las tres mujeres vi miedo. Y como os he dicho antes, al ver esos rostros recordé mi interés de ser yo su Amo y ellas mi familia. Y les demostré que podían confiar en mi protección. Agarré a Katherine Riverossa del brazo, la saqué casi a rastras de la casa ,y cerré la puerta a sus espaldas dando un terrible portazo. Aunque aún se oían sus voces en la escalera:

 

–¡Os juro que me lo pagaréis… os arrodillareis ante mí… nunca olvidaré esta ofensa…!

 

Pero no hice caso a sus palabras, aunque era consciente que Katherine Riverossa podría intentar jodernos la vida ¡tenía un fuerte carácter y era vengativa! Miré a las tres y les pregunté:

 

–Quiero que seáis desde ahora mismo mi familia. Quiero ser yo quien os folle y os vaya preñando a las tres. Quiero ser yo quién os emputezca de por vida. Y quiero ser yo  quien cuide de vosotras para siempre ¿lo queréis vosotras así, siendo mis perras de por vida?

 

Y las tres se lanzaron sobre mí, abrazándose y comiéndome a besos.

 

Ya tenía mi familia. Ahora solo tenía que preñarlas para fabricar nuevas perritas para ir follándolas y hacer de ellas las más preciosas y pervertidas putas. Una extensa familia de perritas y putitas ¡mi primera familia!








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